Ya la rastra salió…
Por Pedro Pablo Pérez Santiesteban
El pasado domingo 10 de julio, asistí
a la función de la obra teatral “El rastrero”, obra que tuve el privilegio de
conocer desde su embrión, cuando fue publicada a modo de cuento en el libro El peso de una vida, editado por la casa
editorial que dirijo: Publicaciones Entre Líneas. La autora de este libro, la
poeta y escritora de origen cubano, Teresa Cifuentes Plá, ha llevado a escena
tres de las historias del mismo, una a manera de monólogo: “El final de la
oruga”, y dos como obras teatrales: “Piel de cocodrilo” y “El rastrero”. En las
tres oportunidades la literatura de Cifuentes ha tenido la puesta en escena y
dirección teatral de la actriz Ivette Kellems.
De “El final de la oruga” y “Piel de
cocodrilo”, he comentado en el momento que hemos disfrutado de ambas, cuando
estuvieron en cartelera. Ahora dedico este pequeño artículo a “El rastrero”.
Pudiera adentrarme en los detalles que a mi juicio favorecieron o quitaron
esplendor a la obra, pero como no soy crítico, solo opinaré de manera general
en tres aspectos:
Obra: Bien lograda, buen hilo
conductor, con textos de alto calibre literario donde la poesía se adueña de la
palabra, algo a lo que ya nos tiene acostumbrado Cifuentes. Hago énfasis en los
excelentes monólogos que los personajes tienen en el trayecto de la trama. (Monólogos
escritos especialmente por Teresa, para la obra).
Actuaciones: En sentido general muy
buenas, destacándose las de Arcadio (Eduardo Rico), Hechicera (Sandra Coronel),
Grafila/ Micaela (Lina Echeverri) y con estrella dorada para Rommel (Steven Salgado) personaje que convence
desde el principio con un desdoblamiento actoral de aplausos.
Puesta en escena y dirección:
Acertada, con elementos vanguardistas que edulcoran al teatro moderno. Una
visión de Kellems, de trama y personajes muy peculiar, mostrando un elemento de
plasticidad al mantener a dos actores en escena (El viejo del báculo/ Bernardo
Bernal y a Letanías/Diana Restrepo) todo el tiempo, sin embargo, esto último se
hubiera podido lograr con éxito, si el local donde se presenta la obra tuviera
las condiciones para ello. En mi opinión es este detalle (el local), el que
le quita el brillo que hubiera tenido bajo otras condiciones. De igual manera
sucede con la proyección audio visual.
No obstante, felicito al colectivo de
esta obra, por el tesón y voluntad que tienen al asumir los retos, e invito al
público a que los acompañe este sábado 16 a las 8 y 30 P.M., y el domingo 17, a las 6: 00 P. M. (RIFT Blackbox
Theater/Miami Dance Studio. 222 NE 25th ST. Wynwood, FL 33137
El rastrero salió veloz de las
páginas de El peso de una vida, y
tomó carretera para contar una historia que lleva como mensaje final y
principal, un llamado a los padres. Una reflexión de cómo influye el
comportamiento de ellos sobre sus hijos, sobre todo en esa etapa, donde el niño
puede ser el resultado de lo que ve y de lo que escucha…
Al menos, ya la rastra salió rumbo a
“Malas Pulgas”.
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